En tiempo de tribulación, de prueba y de gracia las superioras de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, de la mano de las reflexiones del P. Joaquín Barrero (SJ), nos dejamos desafiar para cuidar la vida, personal y comunitaria, y la misión.
¿Cómo hemos vivido este tiempo? ¿Cómo lo ha vivido la Congregación? ¿Hemos estado a la altura? ¿Hemos aprendido la lección de que seguir al Señor no es sólo hacer cosas buenas, sino un modo de estar en la vida, de valorar, de decir, de mirar…? ¿Somos hoy un poco mejores?
¿Cómo hemos llevado la soledad, el silencio, la incertidumbre, la incomodidad, la falta de libertad? ¿La vida comunitaria, la transparencia, la comunicación con las compañeras? ¿El cuidado y la atención a las nuevas necesidades?
¿Cómo ha sido nuestra oración? ¿Qué hemos sentido y aprendido de Dios en este tiempo? ¿Cómo hemos contemplado la pasión y sufrimientos de Jesús, en el contexto en que estamos? ¿De qué modo nos ha hecho este tiempo más sensibles al enfermo, al solo, al vulnerable, que está cerca o lejos?
¿Cómo hemos vivido la Resurrección? ¿Somos capaces de percibir sus efectos? ¿Nos sentimos llamados a consolar y reconciliar?
¿Nos comprometimos o nos hemos quedado paralizados? ¿De qué modo nos hemos reservado o nos hemos entregado en este tiempo?
¿Caemos en la cuenta que en nuestra cultura nos habíamos apropiado de todos los dones y ya no sabíamos vivir en acción de gracias? ¿Nos hemos comprometido o nos hemos quedado en casa?
¿Somos hoy un poco mejores? ¿Nos damos cuenta de que algo tiene que cambiar? ¿Tenemos que rezar más?
Éstas y otras muchas preguntas serán el trampolín que nos llevará a conversar, examinar y discernir conjuntamente con el fin de trabajar para que la pobreza no destroce la vida de mucha gente y para que el horizonte de los jóvenes no se frustre.
“Es tarde pero es de madrugada” (Casaldáliga)
Es tarde pero es nuestra hora. Es tiempo del cuidado para servir mejor.
