Focalizamos nuestra reunión experimentando buenas prácticas de acompañamiento, recordando los propósitos de las etapas iniciales de la formación y generando nuevas visiones. Con Tim Norton y Milena Santerini nos adentramos en el tema de la interculturalidad y tomamos conciencia de cómo la cultura tiene un porcentaje de influencia importante en nosotras, una cultura externa que es evidente y una más profunda que no lo es tanto. La forma en la que las personas en los grupos se relacionan, configuran y dan forma a sus entornos. La cultura perfecta no existe. Todos estamos hechos a imagen de Dios, pero el pecado está presente en todas las culturas. La conversión es necesaria debido a la debilidad y a las limitaciones de cada cultura, una mirada crítica nos ayudará a detectarlas. Consideramos importante pensar ampliamente sobre la diferencia (etnia, nacionalidad, género, generación, personalidad) y ayudar a las comunidades a reconocer y comprender su diversidad y diferencias y a tratar sus problemas culturales de manera productiva y centrada en el Evangelio. Gracias a la estima y una buena comunicación en nuestras relaciones las diferencias culturales pueden utilizarse para complementar las aptitudes y actitudes entre las hermanas y pueden ser una gran riqueza.
Nos preguntamos ¿Cómo trabajar el diálogo internacional, las relaciones internas y las competencias para ello? ¿Por qué necesitamos ser más competentes a nivel intercultural? ¿Cómo conciliar nuestra identidad cultural y religiosa? ¿Cómo se encarna el Evangelio en las culturas?
Nos retamos ante las principales competencias básicas que deberíamos desarrollar para afrontar estos desafíos: comprender las diferencias culturales, gestionar los prejuicios y encontrar horizontes, elecciones compartidas.